DOCENCIA DE ACERO

Friday, February 24, 2006

Primer Ensayo

Quisiera recuperar aquí algunas de las ideas que se presentaron a lo largo de nuestra segunda sesión del curso, mismas que a manera de cuestionamientos, plantea el profesor Carlos Lomas en su artículo Otros lenguajes, otros saberes...¿otra educación?
Efectivamente, se nos muestra una pregunta que, de entrada, pareciera tener una respuesta simple: ¿qué hay que enseñar en la escuela? Hoy en día, para el caso concreto del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), los contenidos temáticos en cada una de las asignaturas que integran su Plan de Estudios se encuentran definidos, de manera tal que los docentes tienen la posibilidad de elegir entre un número suficiente, aquellos que juzgue pertinentes.
Desde luego, lo anterior se encuentra circunscrito a su vez por una serie de competencias básicas que se pretende que los alumnos logren adquirir. Hasta aquí, la primera parte de la pregunta estaría contestada. Pero lo que se busca, es conocer más a fondo la manera en que tanto alumnos como profesor se comunican; así como el papel que juegan los códigos y lenguajes en este proceso.
No se puede negar el terreno que han ido ganando los medios de comunicación en la conformación del aprendizaje no formal en los jóvenes, y que de manera directa influye también en el aprendizaje escolar. Ante esta situación, en la que la televisión, la publicidad y el uso de Internet, forman parte de la cotidianidad de los adolescentes; los docentes debieran de preguntarse qué tan cercanos se sienten con respecto a esta cuestión (el ejemplo en la clase acerca de cuánto conocemos sobre las preferencias televisivas o musicales de nuestros alumnos vendría al caso).
En este punto resulta útil recuperar algunas de las ideas del texto del licenciado David Fragoso Franco La comunicación en el salón de clases. Cuando el autor referido menciona que al interior del salón de clases se genera un intercambio de información, se debe tener en consideración que
tal intercambio se presenta entre compañeros de clase, pero también entre todos y cada uno de ellos y el profesor. La continuidad, así como la intensidad y comprensión de esta comunicación, son factores que incidirán enormemente en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Como ejemplo de lo señalado en el párrafo anterior, consideremos la afirmación de Fragoso Franco, en el sentido de que los mensajes que se generan en este proceso de comunicación, llevan un doble significado. Lo anterior, más la posición del cuerpo, los gestos, expresan ese doble significado, denominado también metacomunicación.
En el mejor de los casos, se diría que la serie de factores señalados se manifiestan de manera continúa, suficiente y adecuada. Nada más inexacto. En muchas ocasiones se ha presentado el fenómeno contrario: profesores que no atienden a los mensajes que envían sus alumnos, generando así malentendidos, y alumnos mostrando características similares. En otros casos, el profesor se muestra irónico, sarcástico; provocando que el o los alumnos se sientan humillados, desvalorizados y buscando tal vez la oportunidad de cobrarse la afrenta en otro momento.
Por supuesto que la responsabilidad del profesor en este punto es fundamental para poder evitar, o resarcir los equívocos en los que él o sus alumnos pudieran haber incurrido. En un ejercicio reflexivo, se deben buscar las causas del problema. Aquí no es relevante saber quién tuvo la culpa, pero sí definir en qué parte del proceso del intercambio de información se presentó el rompimiento.
Nuevamente, los códigos y lenguajes utilizados por los actores de este proceso son parte fundamental en el éxito que pueda tener cada uno de los participantes en hacer claro el mensaje que busca ser recibido por el otro. Una nueva pregunta podría plantearse aquí, si bien no forma parte de los planteamientos iniciales: ¿qué tanto están dispuestos los profesores a conocer más (y a compartir) acerca de los códigos manejados por sus alumnos?
Para aquellos profesores que buscan que el vínculo entre el entorno social y la cultura escolar de la que son partícipes, se presente de la manera más óptima, deberán tomar en cuenta una serie de elementos que los autores citados señalan. De inicio, se debe escuchar con atención, ser receptivos a la vez que perceptivos, con un grado de sensibilidad hacia los estudiantes.
Para un adecuado envío y recepción de mensajes en el salón de clases, se puede recurrir al parafraseo. El resumir lo que el otro dijo antes de pasar a escuchar a otro alumno o al profesor mismo, permite observar el grado de interpretación que se tuvo del mensaje. Tal vez el detalle que aquí se presentaría, para el caso concreto de los grupos en el CCH, sería el número de alumnos que integran cada grupo; toda vez que esta característica (más de cincuenta alumnos en el aula), podría ser un factor negativo en la intencionalidad de este ejercicio.
El escuchar al alumno con empatía, determinar a los responsables que generen el problema, así como buscar soluciones viables, son otros aspectos que son necesarios dentro del salón de clases. Lo anterior presenta un gran reto, pero en sí mismo es una tarea fundamental de los docentes. Quien asume el compromiso, debe ser responsable en todo momento, de generar las condiciones, primero, suficientes; para después buscar optimizarlas hasta donde sea posible.

1 Comments:

Blogger Armando said...

en el procesos comunicacional, conocer al otro es aceptar de antemano su existencia como ser social. Si no hay este interés, no habrá comunicación. La comunicación es ofrecer y recibir, dificilmente la docencioa se ve como un real intercambio

Raúl

10:21 AM  

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